Hermi lleva desde el día 19 de julio en el mismo sitio. Está sentada ahí cada día, cada mañana desde muy temprano, tranquila, esperando, concentrada, respirando despacio.
Desde el principio buscó un lugar discreto para no molestar. Pudo haberse colocado en la misma puerta de la empresa por la que hace la protesta, pudo haber colgado pancartas, repartido octavillas, haber llamado a los medios y mostrarse ofensiva. Pero no fue así, incluso durante los primeros días de su huelga de hambre prefirió omitir el nombre de la persona y de la empresa en sus declaraciones. Porque Hermi no quiere molestar, nunca lo ha querido. Lleva nueve días sentada luchando y esperando. Y lo hace elegantemente, como siempre hace todo. A pesar de la fatiga atiende amablemente a quien se acerca a preguntarle por qué está ahí y por qué ha decidido comenzar una huelga de hambre.
Cuando llegas por primera vez al lugar donde está esperas encontrarte una atmósfera distinta y extraña, esperas a alguien desmejorado, cansado, con hambre y enfado, con los síntomas normales de la falta de alimentos y sin embargo, para sorpresa de todos, el lugar está lleno de tibieza y encanto. Hermi te recibe con una mirada alegre de agradecimiento, se levanta y te da un beso y enseguida percibes que has llegado a un lugar especial. La esperanza que transmitimos los que vamos a visitarla se la queda ella guardadita en ese rincón y entonces no te quieres ir, quieres quedarte con ella cuanto más tiempo mejor y verdaderamente conociéndola no podía ser de otro modo. El lugar en verdad es inmensamente acogedor porque ella está ahí y porque además tiene la fuerza de su compañero Javi. Incondicional. Todos estamos seguros de que muchísima de la fuerza que se respira en ese rincón la mantiene Javi. Él es el perfecto acompañante en estos momentos.
Su causa es un poco la de todos, tiene un cierto parecido en muchos otros contextos y por eso también es por lo que buscamos un hueco en nuestras apretadas agendas diarias y nos sentamos cada día al lado de ellos dándoles fuerza y mucha esperanza. Creo que lo que recibimos es mucho más de lo que intentamos darle: nos hacen sentirnos especiales y que todo merece la pena.
Tú ya eres ganadora desde el primer día.
Desde el principio buscó un lugar discreto para no molestar. Pudo haberse colocado en la misma puerta de la empresa por la que hace la protesta, pudo haber colgado pancartas, repartido octavillas, haber llamado a los medios y mostrarse ofensiva. Pero no fue así, incluso durante los primeros días de su huelga de hambre prefirió omitir el nombre de la persona y de la empresa en sus declaraciones. Porque Hermi no quiere molestar, nunca lo ha querido. Lleva nueve días sentada luchando y esperando. Y lo hace elegantemente, como siempre hace todo. A pesar de la fatiga atiende amablemente a quien se acerca a preguntarle por qué está ahí y por qué ha decidido comenzar una huelga de hambre.
Cuando llegas por primera vez al lugar donde está esperas encontrarte una atmósfera distinta y extraña, esperas a alguien desmejorado, cansado, con hambre y enfado, con los síntomas normales de la falta de alimentos y sin embargo, para sorpresa de todos, el lugar está lleno de tibieza y encanto. Hermi te recibe con una mirada alegre de agradecimiento, se levanta y te da un beso y enseguida percibes que has llegado a un lugar especial. La esperanza que transmitimos los que vamos a visitarla se la queda ella guardadita en ese rincón y entonces no te quieres ir, quieres quedarte con ella cuanto más tiempo mejor y verdaderamente conociéndola no podía ser de otro modo. El lugar en verdad es inmensamente acogedor porque ella está ahí y porque además tiene la fuerza de su compañero Javi. Incondicional. Todos estamos seguros de que muchísima de la fuerza que se respira en ese rincón la mantiene Javi. Él es el perfecto acompañante en estos momentos.
Su causa es un poco la de todos, tiene un cierto parecido en muchos otros contextos y por eso también es por lo que buscamos un hueco en nuestras apretadas agendas diarias y nos sentamos cada día al lado de ellos dándoles fuerza y mucha esperanza. Creo que lo que recibimos es mucho más de lo que intentamos darle: nos hacen sentirnos especiales y que todo merece la pena.
Tú ya eres ganadora desde el primer día.
Así ha sido cada día, lleno de esperanza, de gente dándome un montón de energía positiva. Llamadas constantes, mensajes de todos aquellos que no podían venir a visitarme a diario. Familia de Inglaterra y por supuesto de aquí, los amigos de todas partes, y los incondicionales que venían a preguntarme si todo iba bien. La gente que me quiere que se alegraban con mis alegrías y mis buenas noticias y se entristecían cuando no eran tan buenas.
ResponderEliminarGracias, Leo, por estar en mi vida, siempre ahí, al pie del cañón.
Estoy muy feliz de que esta lucha no me esté llenando de odio, si no de todo lo contrario, me llena de puro amor, de alegría de vivir, y todo gracias a cada uno de ustedes que me dan una fuerza preciosa, unas ganas de vivir por tenerles cerquita muchísimos años más.
Eso es lo que he ganado en estos 12 días, ver de nuevo todo esto, que a veces por la prisa del día a día se nos olvida. Ahí, he tenido tiempo de volver a pensar y recordar todo esto, todo lo maravilloso que tenemos a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos, por todo ello, por haber contribuido a todo esto; GRACIAS!